En el camino hacia el cierre de la brecha digital, las propuestas de redes mayoristas aparecen como una alternativa con atractivas promesas: mejor cobertura, más competencia y precios más asequibles. Sin embargo, la realidad ha demostrado que este modelo entraña una serie de riesgos que la convierten en una opción menos segura que otras implementaciones de red ya comprobadas.
1. Sostenibilidad de las operaciones
Las experiencias de los países que se han propuesto establecer una red mayorista no ofrecen un panorama optimista. Progresos lentos, demoras y cancelaciones han ido opacando los anuncios iniciales. En los casos en los que efectivamente logró implementarse la red, la continuidad de las operaciones se ve ocasionalmente amenazada por problemas técnicos y, sobre todo, dificultades financieras que incrementan el requerimiento de subsidios y respaldos por parte del Estado.
2. Ineficiencia para alcanzar los objetivos de conectividad
Los que están a favor de estas redes aducen que proporcionarán una mayor cobertura que la que puede resultar de un mercado competitivo. No obstante, estos argumentos no toman en cuenta el hecho de que la construcción de red mayorista requiere sustanciales subvenciones estatales, además de otros respaldos a los que generalmente los operadores de redes en competencia no tienen acceso.
Los operadores móviles de un mercado en competencia pueden proporcionar la cobertura de redes móviles y, de hecho, lo hacen. En las zonas en las que la construcción de una red no es económicamente viable, se pueden utilizar otras estrategias para facilitar la cobertura de un área particular, tales como la compartición voluntaria de redes.
3. Falta de incentivos para la innovación
Los beneficios de la competencia de redes van mucho más allá de la cobertura. La competencia de redes cuenta con una trayectoria demostrada para generar innovación sin precedentes y crecimiento sostenible. Las redes mayoristas ofrecen menos incentivos para esta creación de valor fundamental para hacer avanzar los servicios y mejorar cada vez más la experiencia de los usuarios.
Antes de embarcarse en una estrategia de este tipo, la GSMA recomienda llevar a cabo una exhaustiva consulta con todos los actores interesados, analizar experiencias anteriores y evaluar otras opciones para lograr cada objetivo usando la estructura de mercado existente.
La mejor solución es que los gobiernos, los reguladores y los operadores móviles colaboren en lograr soluciones de largo plazo. Los elementos básicos que ayudarían a que esto sea una realidad son:
- Acceso con precios razonables a espectro radioeléctrico, de acuerdo con las necesidades del mercado y en consulta con los actores involucrados.
- Apoyo para la reorganización de espectro.
- Apoyo para toda forma de compartición voluntaria de infraestructura.
- Eliminación de impuestos específicos del sector aplicables a operadores, proveedores y consumidores.
- Acceso no discriminatorio a infraestructura pública.
- Soporte a procesos optimizados de administración y planeamiento.
- Flexibilización de requerimientos de calidad de servicio.
- Políticas públicas de competencia apropiadas para el entorno correspondiente, especialmente en relación con la estructura de mercado.