Antes de 2013, el costo del espectro en Perú era relativamente asequible. En ese año, la renovación en las bandas de 850 y 1,900 MHz —estipulada en obligaciones de hacer— fue valorizada a costos muy por encima de la mediana regional. En 2016, la asignación de nuevo espectro en la banda de 700 MHz fue casi un 50% superior a la mediana de América Latina. El alto precio respondió en gran parte al método de asignación elegido: el modelo de subasta a sobre cerrado. Al ser un formato de única ronda, no contó con un mecanismo de descubrimiento de precios que minimice el riesgo de sobreoferta. Esto se potenció con la participación de cuatro operadores compitiendo por tres bloques de espectro, ya que los participantes enfrentaban el riesgo de quedarse sin espectro. Así, entre 2013 y 2016, el costo total del espectro se duplicó; los ingresos de la industria, en cambio, decrecieron.
Como consecuencia de este desfasaje, la incidencia del costo del espectro sobre los ingresos de la industria aumentó casi 8 puntos porcentuales entre 2013 y 2016. Entre 2016 y 2022, se produjo una leve retracción debido a la propia caída de ingresos de los operadores, en función de los cuales se calculan las tasas anuales por uso del espectro.
En junio de 2023, la asignación en las bandas AWS-3 y 2,300 MHz, estipulada en obligaciones de cobertura, volvió a aumentar el costo del espectro en alrededor de un 10%. Existe el riesgo de que esta tendencia al alza continúe con las próximas asignaciones.
Este nuevo reporte, parte de la serie El impacto de los precios del espectro en América Latina, examina el potencial impacto que costos del espectro altos en la banda de 3,5 GHz pueden tener en la cobertura y calidad de los servicios en Perú.