Banda de 6 GHz: Qué significaría para la región un cambio de decisión en Brasil

El 25 de febrero de 2021, la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) de Brasil aprobó el uso del total de la banda de 6 GHz para Wi-Fi, cerrando las puertas a un posible uso para 5G licenciado en el futuro. Hoy, más de un año después, la autoridad regulatoria ha dado señales de una posible reconsideración. ¿Cuáles son los motivos, y cuál puede ser el impacto regional?

En ocasión de la consulta pública, la recomendación de la industria móvil consistió en un enfoque balanceado: en caso de haber necesidad, considerar el segmento de 5925-6425 MHz para uso sin licencia; manteniendo el rango de 6425-7125 MHz disponible para el eventual uso para 5G licenciado. La GSMA señaló en su momento que no había necesidad de apurar una decisión sobre la totalidad de la banda, ya que no había claridad sobre el estado de maduración del ecosistema. Según ANATEL, es muy limitada la cantidad de dispositivos Wi-FI 6E homologados. Esta realidad enciende la potencial reconsideración, pero también una cuenta regresiva: con el uso sin licencia, una vez que los dispositivos comiencen a proliferar en la banda, la decisión será imposible de revertir.

Por otra parte, hay una clara ventaja en contar con espectro armonizado a nivel global, y para que eso suceda, discusiones como esta deben darse dentro del proceso y los tiempos formales de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). La Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de 2023 (CMR-23) brindará la oportunidad de discutir el destino de la banda de 6 GHz.

El acceso al espectro de 6 GHz es una alta prioridad para los operadores móviles. Un estudio reciente de la consultora Coleago reveló que las redes 5G necesitarán 2 GHz de espectro de bandas medias durante la próxima década para materializar las especificaciones IMT-2020 de la UIT. La banda de 6 GHz puede ser una pieza clave para cubrir esta demanda. Según datos de GSMA Intelligence, si el espectro en bandas medias asignado a 5G se limita a las asignaciones actuales y no logran alcanzarse los 2 GHz, podrían perderse hasta USD 360.000 millones de impacto económico a nivel global. Además, menos espectro podría llevar a necesitar hasta 6 veces más estaciones base, afectando el potencial del 5G de reducir la huella de carbono de las redes móviles.

Con espectro suficiente, el 5G ofrece no solo velocidades más altas que cualquier servicio inalámbrico, sino también privacidad y seguridad superiores. Los usuarios pueden confiar en sus tarjetas SIM para la autenticación, en lugar de conectarse a puntos de acceso –hotspots– desconocidos y no seguros. Los servicios móviles IMT cumplen un rol social fundamental: conectan a los usuarios de la base de la pirámide, gracias a opciones de pago asequibles y su gran ubicuidad. Mientras los accesos de banda ancha fija se concentran en zonas con mayor renta per cápita para amortizar los altos costos de despliegue, los servicios móviles funcionan como grandes democratizadores del acceso a internet.

La banda de 6 GHz es clave para el futuro de la conectividad y el cierre de la brecha digital. La discusión sobre su destino aún no está saldada en varios países de la región como Argentina, Colombia y México. Un potencial cambio de decisión de Brasil representaría un llamado de atención y reflexión para estas administraciones. Al igual que recientemente con la exitosa subasta 5G, hoy los ojos de la región están puestos en Brasil.

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