Gestión eficiente del espectro para el bienestar socioeconómico

Hoy, más que nunca, los formuladores de políticas públicas reconocen al espectro como un activo clave para apoyar la transformación digital de nuestras economías y sociedades. Su oportuna disponibilidad es esencial para habilitar una amplia gama de aplicaciones críticas y para poner la conectividad al servicio de las comunicaciones masivas de consumidores y empresas. En particular, los servicios de comunicación dependen del espectro para impulsar las redes globales de banda ancha, ofrecer una mejor calidad de servicio a través de estas redes y conectar a los no conectados. Por eso, una gestión eficiente del espectro puede contribuir a ampliar el bienestar económico y social general.

El objetivo general: aumentar el bienestar económico y social mediante un uso eficiente del espectro

Dada la naturaleza estratégica de este recurso vital, la gestión del espectro implica lograr un delicado equilibrio entre los diferentes usos y usuarios, y entre objetivos de política pública deseados, que a veces requieren sopesarse. Por ello, los responsables del manejo del espectro necesitan una brújula para navegar por las diferentes consideraciones políticas y técnicas: una visión o estrategia de la gestión del espectro.

Aunque el contexto y los objetivos de política pública que guían la gestión del espectro se comparten entre los países, su implementación está condicionada por contextos históricos distintos y, por lo tanto, suele diferir. Sin embargo, existen puntos en común que pueden resumirse en: un uso eficiente que permita una mejora continua de los servicios de comunicación para el aumento del bienestar económico y social. Este objetivo general puede desglosarse en varios objetivos de política pública. En el contexto de los servicios móviles de banda ancha, estos objetivos incluyen el fomento del acceso asequible a los servicios de comunicación mediante la promoción de la competencia, la cobertura y la inversión en los mercados móviles.

Licencias de espectro y los respectivos objetivos de política pública

La asignación del espectro está asociada a importantes contrapartidas sociales y económicas que deben ser cuidadosamente consideradas. Los procedimientos de asignación del espectro incluyen en su diseño tres consideraciones de política pública claves que deben ser atendidas simultáneamente: ampliar la cobertura, fomentar las inversiones y promover la competencia. La experiencia de la OCDE ha demostrado que los regímenes de concesión de licencias transparentes y bien diseñados proporcionan seguridad jurídica con el fin de fomentar la inversión a largo plazo e impulsar la innovación.

Dado que el uso más eficiente del espectro es como medio para aumentar el bienestar general, la maximización de los ingresos fiscales en los procedimientos de asignación no es un principio político orientador de utilidad. Dicho esto, la fijación de precios adecuados por el espectro es un mecanismo para promover su uso eficiente, ya que requiere que los titulares de licencias paguen un precio que refleje el valor del espectro, lo cual maximiza el bienestar al asignar el espectro al uso más eficiente posible.

Para la banda ancha móvil, los mecanismos de asignación de mercado, como las subastas, siguen siendo el estándar de oro. En las subastas bien diseñadas, el espectro tiende a asignarse al candidato que lo usará de modo más eficiente. El diseño de la subasta, que puede incluir diferentes objetivos de política pública, es realmente importante ya que determinará los resultados, es decir: quiénes participan, el precio resultante y quiénes resultan ganadores. Para alcanzar los distintos objetivos de política pública, los responsables del manejo del espectro utilizan una serie de elementos o herramientas como los límites o topes de espectro, las obligaciones de cobertura, la reserva de bloques, los precios de reserva, las tasas anuales, etc. Todos ellos influyen en el resultado de la subasta y pueden influir de diversas maneras en la dinámica de la competencia. Mientras que el establecimiento de topes de espectro y de obligaciones de cobertura puede contribuir a impulsar la competencia y a ampliar la cobertura de banda ancha, respectivamente, el establecimiento de precios de reserva y/o tasas anuales elevadas (además de las tasas determinadas por la subasta) podría resultar en bloques de espectro no vendidos y en una menor competencia en el mercado.

De cara al futuro, algunos formuladores de políticas públicas se preguntan si los actuales marcos de concesión de licencias son aptos para la asignación de bandas más altas para los servicios móviles (por ejemplo, las bandas milimétricas). De hecho, varios países están celebrando este año consultas públicas sobre este tema.

Los desafíos son altos en un contexto externo en rápida evolución

A partir de la década del 2020, quienes administran el espectro han ido equilibrando cada vez más la flexibilidad para fomentar la innovación con la certidumbre para las inversiones, considerando la demanda de diversas tecnologías, aplicaciones, servicios y soluciones inalámbricas. Esto incluye la adaptación de los marcos de concesión de licencias a estos diversos usos y la habilitación de nuevos actores para prestar esta amplia variedad de servicios inalámbricos (por ejemplo, proveedores de redes privadas para aplicaciones industriales, redes comunitarias locales, etc.). Además, a medida que los países se van quedando sin espectro por asignar o adjudicar en los rangos principales, la reutilización (reasignación) se ha convertido en un desafío. Por último, un reto global, en el que la gestión del espectro puede utilizarse como una de varias herramientas, es garantizar una transformación digital inclusiva.

En un escenario tecnológico de rápida evolución, hay mucho en juego en las decisiones sobre la gestión del espectro, y los desafíos son cada vez más complejos. Las tecnologías emergentes están transformando rápidamente sectores económicos enteros y vinculando mercados antes separados. El arte consiste en encontrar el equilibrio adecuado para lograr un uso eficiente del espectro hoy y en el futuro. En este sentido, los administradores del espectro deben responder a las realidades nuevas y emergentes del mercado y, al mismo tiempo, encontrar formas de navegar por los marcos institucionales existentes.

Descargo de responsabilidad: Este artículo refleja la opinión de la autora y no la de los países de la OCDE.

Acerca de la autora

Alexia González Fanfalone (PhD) es analista de políticas de telecomunicaciones en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Ha tenido amplia experiencia en el análisis del sector de las comunicaciones durante los últimos diez años. Como analista de políticas de la OCDE, ha trabajado en varios informes analíticos y reportes de países sobre conectividad. Con anterioridad, fue asesora económica para uno de los cinco comisionados del antiguo regulador de las comunicaciones de México (Cofetel, 2010-11) y llevó a cabo una pasantía en la Subsecretaría de Comunicaciones de México (2008). La Sra. González Fanfalone es doctora en Economía por la Escuela de Economía de Toulouse y tiene un máster en Economía por la misma universidad.

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