Protección de datos personales: Tres tendencias que marcan la agenda en América Latina

#DataProtectionDay

El 28 de enero se celebra el Día Internacional de la Protección de Datos Personales, una excelente ocasión para reflexionar sobre cómo el uso efectivo de los datos está brindando innumerables beneficios a la sociedad.

La protección de los derechos de los usuarios y la oferta de servicios que pongan al ciudadano digital en el centro no son incompatibles con marcos regulatorios que impulsen la innovación y los flujos transfronterizos de datos personales. Esta situación debería ser tenida en cuenta por las autoridades de protección de datos y los hacedores de políticas públicas.

En América Latina, pese a los desafíos propios, hay razones para ser optimistas:

  1. La reforma de los marcos regulatorios de privacidad gana impulso luego de la entrada en vigencia del Reglamento General de Protección de Datos Personales (RGPD) de la Unión Europea. Países como Ecuador y El Salvador avanzan en la elaboración de una regulación integral de privacidad, mientras que otros como Panamá y Brasil han aprobado nueva legislación y trabajan en el establecimiento de nuevas autoridades de protección de datos. Simultáneamente, jurisdicciones como Chile, Uruguay y Argentina toman medidas para actualizar sus marcos regulatorios y adaptarlos a la era de la economía digital. Si bien estas iniciativas se encuentran en distintos estadios y varían ampliamente en cuanto a su contenido, el establecimiento de leyes horizontales y generales en estos países contribuirá a proteger la privacidad de los usuarios y generar seguridad jurídica para el uso de datos, independientemente del sector y la tecnología.
  1. Cobra forma una incipiente agenda comercial que contempla los flujos internacionales de datos como acelerador de la economía digital regional. Los datos son el alma de una sociedad digital y son fundamentales para la economía global. El comercio actual depende en gran medida de la capacidad de las organizaciones para mover datos, incluidos los datos personales de los ciudadanos, dentro y entre países, sin restricciones. La capacidad de hacerlo ofrece un crecimiento a largo plazo y un desarrollo inclusivo, no solo para esas organizaciones, sino también para los ciudadanos y los países en general. En los últimos dos años, la firma o anuncio de acuerdos de comercio internacional por países de la región se suma a la creciente adhesión en América Latina al Convenio 108, la revisión de las decisiones de adecuación de la Unión Europea con respecto a países como Argentina y Uruguay e incluso la creación de los Estándares de Protección de Datos para los Estados Iberoamericanos. El Acuerdo de Asociación sobre Economía Digital entre Chile, Nueva Zelanda y Singapur; el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC); o el posible Acuerdo de Asociación Mercosur-Unión Europea, por mencionar algunos, establecen estándares comunes para los marcos regulatorios de privacidad y crean mecanismos de cooperación para el flujo transfronterizo de datos. Este tipo de acuerdos pueden ser herramientas interesantes para el crecimiento de la economía digital en la región.
  1. Gobiernos de la región avanzan en proyectos de reformas regulatorias para liberar el potencial de los datos, con el ciudadano digital en el centro. El uso aplicado de datos está teniendo un efecto transformador en todos los sectores de la economía y puede ayudar a abordar diversos desafíos sociales, desde la atención médica hasta el cuidado del medio ambiente. Paralelamente, la masificación de tecnologías innovadoras y disruptivas como el 5G, la inteligencia artificial o el Internet de las Cosas, ha aumentado la necesidad de confianza y estabilidad de los servicios digitales. Países como Argentina, Brasil, Chile, y Colombia están trabajando en marcos y regulaciones que permitan la elaboración de políticas públicas basadas en evidencia, el aprovechamiento de todo el potencial de los datos en los diversos sectores de la economía, y la generación de confianza en los servicios móviles. Estos objetivos requieren marcos regulatorios horizontales, basados en riesgos que sean tecnológicamente neutrales.

Lo que une a estas iniciativas en América Latina es una aspiración compartida de luchar por la alineación de los estándares de protección de datos para que los datos puedan fluir, y sus potenciales beneficios económicos y sociales puedan materializarse. En la GSMA compartimos esta aspiración. Iniciativas como los Principios de Privacidad Móvil de GSMA, las Pautas de Privacy by Design para el Desarrollo de Aplicaciones Móviles y las Pautas de Seguridad de IoT tienen como objetivo fomentar un alto estándar común en todo el ecosistema móvil. En relación a los flujos de datos transfronterizos, desde la GSMA alentamos el desarrollo de soluciones regionales basadas en la rendición de cuentas de las organizaciones, y creemos que América Latina debería avanzar en una solución integral en este aspecto.

El mundo se está volviendo más pequeño y más rápido, con más datos aprovechados para ofrecer mayores beneficios para las economías y para las personas. Es hora de que la industria, los ciudadanos y los formuladores de políticas de América Latina trabajen juntos para conectar a todos y a todo a un futuro mejor.

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