Renovación de espectro: ¿cómo disipar el fantasma de la incertidumbre?

La asignación de espectro es un momento “caliente” de la escena regulatoria de un mercado. Condiciones, costos y resultados esperados se convierten en foco de atención mucho antes y bastante después de finalizado el proceso. En contraste, la renovación de las licencias suele darse lejos de los flashes. Sin embargo, esta instancia es tanto o más relevante que el resultado de una subasta o concurso. Aunque ambas tienen impacto económico, en el caso de la renovación, existen ya servicios montados, con clientes que confían en ellos y se verían perjudicados si se vieran interrumpidos. Una potencial interrupción no depende de la simple opción de renovación/no renovación de la licencia. Está atada al fantasma de la incertidumbre.

La perspectiva del vencimiento de las licencias abre un clima de interrogantes y falta de certezas entre los operadores móviles. A medida que se acerca la fecha de finalización de las licencias, el horizonte de recupero de las inversiones se acorta. La posibilidad de una eventual no renovación puede frenar la ejecución de planes en marcha o prontos a ejecutarse. Según un estudio realizado por BlueNote para GSMA, dependiendo de las condiciones del mercado, la incertidumbre respecto al proceso de renovación puede resultar en una pérdida potencial de inversiones de entre un 49% y un 83%.

¿Cómo pueden los gobiernos y reguladores reducir la incertidumbre?

  1. Aportando certezas acerca de los criterios de renovación.

Ante los vencimientos de los permisos de uso del espectro, los procedimientos deben ser conocidos, predecibles y transparentes. A veces, los reguladores desean aprovechar este momento para introducir y/o modificar condiciones, requisitos y exigencias a los operadores. En estos casos, es fundamental que exista un diálogo público-privado para determinar esas condiciones, así como su correcta valoración económica dentro del precio del espectro. Los operadores deberían conocer con antelación la metodología de renovación, si habrá cambios en el ancho de banda o cantidad de espectro, cualquier restricción de tecnología y/o servicio a introducirse en el nuevo período y el costo de renovación de derechos. Está comprobado que el espectro caro está provocando que millones de personas no puedan acceder a servicios de banda ancha móvil o experimenten una calidad de red reducida. El costo debería priorizar la maximización del bienestar social y el desarrollo económico del país, antes que la recaudación del Estado.

  1. Comenzando las conversaciones y tomando decisiones de renovación con suficiente antelación al vencimiento.

El anuncio oportuno de lo que sucederá con las licencias -3 a 5 años- permite a los operadores continuar y/o adaptar sus planes de inversión para garantizar la continuidad de los servicios. Cuanto más acotados los plazos de licencia, más vital resulta la certidumbre, anticipación y claridad en el proceso de renovación. En una industria de capital intensivo, las decisiones de inversión se caracterizan por sus prolongados horizontes de planificación, al requerir un plazo suficiente de recupero. Para crear un incentivo a la inversión en redes, las nuevas licencias para servicios móviles deberían contemplar un periodo mínimo de 20 años.

  1. Priorizando la presunción de renovación de licencias para los titulares.

De acuerdo con las mejores prácticas internacionales, es recomendable que los gobiernos y reguladores trabajen sobre el supuesto de que las licencias se renovarán para los titulares existentes, considerando excepciones solo en caso de infracciones graves a las condiciones de la licencia. Un marco de presunción estimula las inversiones en las redes a largo plazo, además de minimizar la interrupción de los servicios al usuario causados por la pérdida de espectro, la necesidad de reconfigurar redes o salir del mercado. En un contexto en el que los países compiten por atraer inversiones internacionales, un marco de licenciamiento con predictibilidad a largo plazo puede hacer la diferencia.

Entre 2022 y 2023, junto con las subastas de espectro 5G anunciadas en varios países de América Latina, se dará también la renovación de una importante cantidad del espectro asignado a servicios móviles. En una región con el auge del 4G aún por delante, estos procesos serán clave para conectar a más usuarios a la banda ancha móvil. Lejos de darse en un panorama de certidumbre, el sector móvil se enfrenta al desafío de costos altos, como en Colombia, Ecuador o México, o incluso la volatilidad de un enfoque penalizador, basado en multas, como en Perú. La adopción de marcos de renovación de licencias previsibles y pro-inversión es clave para no retrasar el desarrollo digital de América Latina.

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