Reserva de espectro para verticales: los riesgos de partir y repartir

El 5G lleva en su ADN la conectividad a medida. Sus características diferenciales respecto de las generaciones anteriores —velocidad ultrarrápida, baja latencia y conexiones masivas— permiten dar respuesta a necesidades específicas en entornos como fábricas, minas, puertos, campus universitarios, hospitales. Las redes privadas, diseñadas para brindar soluciones personalizadas en ámbitos de este tipo, son una parte integral del 5G.

A la luz de esto, algunos gobiernos consideran que la reserva de espectro para verticales es una forma de incentivar la adopción de redes privadas e impulsar la conectividad industrial. Sin embargo, la evidencia demuestra que esta política no es ni la única ni la mejor opción para equipar a industrias con redes privadas e incrementar su productividad.

Cara y sello: las dos caras de la reserva de espectro para verticales

Una investigación reciente de la GSMA revela que no hay indicios de que las reservas de espectro aceleren la digitalización de las empresas. El estudio examina si la presencia de espectro reservado en un mercado impacta, en primer lugar, en el número de lanzamientos de redes privadas y, en segundo lugar, en la cantidad de conexiones IoT. En ambos casos, no hay evidencia de correlación, una vez ajustadas las variables como el nivel de avance tecnológico del país.

Por otro lado, el espectro es un recurso finito, por lo que reservar una parte para redes privadas implica reducir la cantidad disponible para redes públicas. Y esto tiene consecuencias para la calidad de la red y la experiencia del cliente. De acuerdo a la investigación, un adicional de 100 MHz de espectro se asoció con velocidades de descarga un 24% más altas (4.5 Mbps en términos de velocidades de descarga globales promedio entre 2014 y 2022). Por lo tanto, una reserva media de 100 MHz puede reducir las velocidades de las redes públicas en un 24%, un impacto negativo en los consumidores y las empresas que usan redes públicas.

Asimismo, las reservas de espectro para verticales a menudo se ofrecen sin costo o a un costo reducido a las empresas. La decisión de ofrecer precios diferenciales puede distorsionar el mercado y conducir a ineficiencias económicas. En otros casos, como en la subasta IFT-12 que prepara el Instituto Federal de Telecomunicaciones ​(IFT), atomizar el espectro y abrir el juego a empresas se ve como una forma de aumentar la demanda de espectro ofreciendo “pedazos” a costos accesibles. Sin embargo, subdividir espectro caro no es bajar el precio del espectro y conlleva el riesgo de interferencias e infrautilización. Además, los operadores podrían no obtener el suficiente espectro contiguo para desplegar eficientemente las redes públicas.

Alternativas a las reservas de espectro

Existen otros enfoques para atender el interés de los sectores industriales. Las empresas pueden acceder a soluciones completas de redes privadas sin necesidad de recibir y administrar su propio espectro. Los operadores móviles pueden ofrecer, y de hecho ofrecen, estos servicios de varias maneras, desde la adaptación de sus propias redes a través de network slicing, hasta el subarrendamiento de espectro para usuarios verticales. Los gobiernos pueden incentivar esta cooperación mediante la inclusión de condiciones al licenciar espectro a los operadores.

Por ejemplo, en 2018, el regulador finlandés estipuló en las condiciones de las licencias  de la subasta de 3500 MHz que los operadores móviles debían implementar una red privada o bien subarrendar su espectro para satisfacer las necesidades de clientes industriales en áreas determinadas. Este enfoque ha promovido la cooperación entre ambos actores. Los casos de uso incluyen proyectos para operaciones portuarias automatizadas, redes críticas para la eliminación de residuos nucleares y operaciones en una mina de oro. Al mismo tiempo, los operadores lograron asegurarse hasta 130 MHz de espectro en una banda clave y hacer un veloz despliegue de 5G. De esta forma, todos —desde el propio gobierno, hasta los usuarios que utilizan su móvil para el día a día— fueron beneficiados.

Reservar o no reservar, esa es la cuestión

La reserva de espectro para verticales puede parecer a una manera de impulsar la conectividad industrial, pero análisis como el de la GSMA demuestran que presenta el riesgo de perjudicar a los consumidores sin garantizar ningún beneficio para la digitalización de las empresas. Hay un claro costo de oportunidad en reducir las velocidades de las redes públicas en un 24%.

Por otro lado, enfoques como incluir condiciones en las licencias de los operadores pueden impulsar la adopción de redes privadas y promover la cooperación entre industrias, sin menoscabar la calidad de las redes públicas. El espectro es un recurso público finito. Es crucial maximizar su valor al equilibrar las necesidades de todos los usuarios.

 

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