El 6 de julio, Anatel celebró 2 años del inicio de la implementación del 5G en Brasilia. Desde ese día, el país ha estado en el carril rápido del desarrollo de la nueva tecnología. Según el regulador, la señal ya está activa en al menos 589 ciudades, con una cobertura promedio del 45%. De acuerdo con datos de Ookla, la velocidad promedio de descarga del 5G en Brasil en 2023 estaba en torno a los 450 Mbps, una de las mejores marcas a nivel mundial. El reporte La Economía Móvil en América Latina 2024 de la GSMA muestra que, para fines de 2023, el 5G ya representaba el 9% de las conexiones móviles en el país. Se estima que ese número crezca al 78% para 2030, por encima del promedio regional (55%) y cerca de las proyecciones para Europa (81%) y China (88%). ¿Cómo logró Brasil estos resultados? No hubo magia, pero sí una palabra mágica: incentivos.
Desplegar una nueva generación de tecnología móvil es una tarea costosa. El gobierno de Brasil se anticipó a este desafío. El primer paso fue en 2019; tras dos años de diálogo previo con la industria, el Senado aprobó un paquete de enmiendas a la Ley General de Telecomunicaciones para modernizar regulaciones clave como la duración de las licencias de espectro. En 2021 llegó el momento culmine con la realización de una de las subastas de espectro multi-banda más grandes de la historia de las comunicaciones móviles.
Los incentivos introducidos en la ley y el diseño de la subasta atrajeron el interés de la industria e impulsaron una gran demanda del espectro para 5G. De hecho, los estímulos a la inversión fueron tan atractivos que la industria ha avanzado aún más rápido que lo requerido por el cronograma de obligaciones de la subasta. Los operadores llevan instaladas más de 21.300 estaciones radio base en 3,5 GHz en las capitales, el triple de lo establecido en la licitación para este semestre. Este rápido despliegue se vio favorecido por reformas para agilizar la instalación de antenas y sitios móviles a nivel nacional, como la Ley de Antenas, así como decisiones en el mismo sentido a nivel estadual y municipal.
¿Cuáles fueron los incentivos de la subasta 5G en Brasil?
- Las obligaciones de hacer o compromisos de inversión en planes de infraestructura representaron hasta un 94% (según la banda) del valor total de la subasta. Esto fue una clara señal al mercado de que la meta era maximizar la inclusión y la innovación antes que objetivos recaudatorios.
- Para dar mayor certidumbre a las inversiones, se aumentaron los términos de las licencias a 20 años y se incluyeron cláusulas de renovación automática, sujetas al cumplimiento de las obligaciones de cobertura y servicio.
- Se permitió a los operadores realizar pagos anuales durante el plazo de la licencia, reduciendo así el impacto financiero único de la adquisición de espectro.
- Las ofertas por encima del precio de reserva podían convertirse en obligaciones de inversión voluntaria.
Las reformas regulatorias y el diseño de la subasta de espectro en Brasil allanaron el camino para condiciones de mercado atractivas, y el resultado fue una inversión en redes inmediata.
¿Cómo sostener el liderazgo?
A medida que continúa avanzando la oferta de servicios, es crucial trabajar a la vez en la demanda del 5G en Brasil. La colaboración entre gobierno e industria es esencial para desarrollar aplicaciones que aprovechen las capacidades únicas de esta tecnología y agreguen valor a las actividades económicas del país. Los casos de uso actuales incluyen soluciones agritech para combatir pestes y otras amenazas en campos, conectividad en el Estadio Maracaná y gestión de operaciones el Puerto de Santos, entre muchos otros. La industria brasilera también es pionera y líder regional en GSMA Open Gateway, un nuevo modelo para monetizar las capacidades de red mediante la apertura a desarrolladores de todo el mundo.
Los exitosos primeros años del 5G en Brasil demuestran los beneficios de políticas públicas basadas en el diálogo público-privado con objetivos claros y consistentes. Continuar por este camino es fundamental para aprovechar las ventajas de la nueva generación móvil y capturar una contribución económica estimada en USD 26.000 millones (1,2% del PIB nacional) para 2030.