Subastas 5G: 3 aciertos de Brasil para tener en cuenta en la región

Los últimos días del 2022 perfilaron al 2023 como el año de las subastas 5G en América Latina. En Argentina, la última reunión de directorio de ENACOM estableció la atribución de 3.5 GHz para estos servicios y aprobó el reglamento para regular su uso. Las autoridades hablan del primer trimestre como horizonte para realizar la subasta. En Uruguay, un decreto del Ministerio de Industria, Energía y Minería estableció las bases para licitar espectro en 3.5 GHz, con marzo como fecha probable. La SUBTEL de Chile manifestó la intención de entregar más espectro 5G, y en Colombia y México avanzaron con consultas públicas para sondear el interés de los operadores en procesos futuros. Los planes en Costa Rica también parecen estar marcados en el calendario. ¿Será entonces el 2023 un año de asignaciones más masivas en la región?

Con las primeras mil millones de conexiones alcanzadas a nivel global a finales de 2022, el 5G no es el futuro sino el presente de la industria móvil. El espectro es la llave maestra de la que dependen la velocidad, el alcance y la calidad de estos servicios. Sin olvidar que América Latina aún tiene por delante un importante margen de crecimiento 4G, es una buena noticia que el 5G esté en la agenda de gobiernos y reguladores de América Latina. Planificar es clave. Pero el desarrollo del 5G no es una carrera sprint, sino una maratón, y la asignación de espectro es el primer paso. Para que ese paso sea con el pie derecho, se necesitan asignaciones de espectro bien planificadas, que aseguren a los operadores acceso a la cantidad y el tipo de espectro adecuados, en condiciones y precios razonables, y en el momento oportuno para el mercado. Nadie gana con asignaciones apresuradas o a cualquier costo; de hecho, el costo puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso de una asignación.

La subasta 5G de Brasil es reconocida a nivel global como un caso de éxito con resultados positivos para gobierno, industria y usuarios. Aunque cada licitación debe ajustarse a las características propias del mercado en que se desarrolla, los aciertos del proceso brasilero dejan 3 lecciones fundamentales para seguir en la región.

1. Las asignaciones exitosas son el resultado del trabajo en equipo.

La subasta de Brasil fue el producto de años de cooperación entre reguladores, operadores, proveedores de Internet, cadenas de radiodifusión, academia, entre otros actores. Los costos y condiciones de una licitación deben estar alineados a la realidad del país y las posibilidades de los operadores. En muchos casos, la asignación de espectro requiere migrar servicios existentes a otras bandas, como sucedió en Brasil con los servicios de Recepción de Televisión Únicamente (Television Receive Only- TVRO). La coordinación solo es posible si todos los actores relevantes son parte activa del diseño del proceso. Para los operadores, la adquisición de espectro requiere desembolsar capital y asumir grandes compromisos a largo plazo. Este tipo de decisiones requieren previsibilidad y planificación, y es importante que las autoridades de Argentina y Uruguay involucren a la industria en los procesos, en especial dadas las expectativas temporales anunciadas.

2. Las asignaciones exitosas buscan maximizar la inclusión digital y la innovación, no la recaudación.

Un interés permanente de las haciendas nacionales es cuánto dinero recaudará una subasta de espectro. Lo cierto es que las subastas más exitosas no son las que más ingresos reportan y, de hecho, investigaciones demuestran justo lo contrario. Precios altos de espectro pueden conducir a subastas desiertas, reducción de las inversiones o impactos negativos en los servicios. Hacer a un lado la visión recaudatoria fue uno de los mayores aciertos del éxito de la subasta de Brasil. Solo el 5% del precio se pagó como ingresos al fisco, mientras que las inversiones en el despliegue de la red fueron reconocidas como la parte mayoritaria del precio del espectro.

3. Las asignaciones exitosas son parte de un plan integral.

La subasta de Brasil no sucedió de la noche a la mañana ni fue un hecho aislado. El proceso se inició hace varios años con la modernización de varias políticas regulatorias. En 2019, se modificó la Ley de Telecomunicaciones en tres aspectos cruciales: períodos de licencia de mayor duración, mercado secundario de espectro e instancias ilimitadas de renovación de licencias. El silencio positivo administrativo para la instalación de antenas y la reducción de tasas como el Fondo de Fiscalización de Telecomunicaciones (Fistel) o el impuesto estadual (ICMS) son otros ejemplos. Cada una de estas medidas contribuyó a generar un clima propicio para las inversiones en redes. Además, si bien el espectro es un componente esencial del futuro del 5G, no es el único. La nueva generación va a demandar más de 10 veces más antenas que 4G, por lo que agilizar el despliegue de infraestructura, por ejemplo, es fundamental. Asegurar certidumbre jurídica para las inversiones a través de políticas fiscales razonables, estabilidad institucional y coordinación intersectorial también es crucial.

En la actualidad, existe en el mundo una variación significativa en la cantidad de espectro 5G asignado y los precios pagados, por lo que se verán desarrollos muy variados. Esto, a su vez, repercutirá directamente sobre los beneficios socioeconómicos de los servicios y la competitividad de las economías nacionales. Las subastas mal diseñadas o con costos altos pueden tener un impacto negativo en los mercados. Los responsables políticos deberían tomar en serio esta posibilidad y tomar medidas para asegurar una entrada exitosa en la era 5G.

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